The phrase san achica ye nican (only here for a while), comes from a poem written by a Prehispanic poet and people’s leader named Nezahualcóyotl. This image depicts a father reciting the poem to his young son and transmitting its message of impermanence. (ESP) La frase san achica ye nican (solo un poco aquí), proviene de un poema escrito por el poeta y tlatoani mexicano Nezahualcóyotl en tiempos prehispánicos. En esta imagen, un padre recita el poema a su hijo, transmitiendo su mensaje de impermanencia.
This is a bilingual post: English followed by Spanish
The original poem reads:
I, Nezahualcóyotl, ask this:
Does one truly live rooted to the Earth?
Not forever upon the Earth.
Here just for a while.
Even jade will shatter,
even gold will deteriorate,
even the feathers of the resplendent quetzal will fray.
Not forever upon the Earth:
Here just for a while.
When we observe the flowering plant, we see that the act of living is a struggle to reach a state of blooming. It germinates, it grows despite the odds and reaches toward the warmth of the sun. Eventually, it blossoms, even if only for a few days or just a single night.
Similarly, life will present many challenges that make us despair and perhaps even ask ourselves, “what is the point of life if we must endure such endless suffering?” In these dark moments, we can remember that although the flower strives toward growing and blooming, it must also contend with a world that is constantly threatening it with death. Although it sound grave, this also highlights the splendor and the nature of life; it is precious because it is fleeting. Solo un poco aquí.
El poema original dice así:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea del plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Al observar las plantas florecer, vemos que el acto de vivir se trata de una lucha para alcanzar un estado de florecimiento. La planta germina, crece a pesar de las adversidades y se extiende hacia la calidez del sol. Finalmente, florece, aunque sea solo por unos días o incluso una sola noche.
De la misma forma, la vida nos presentará muchos retos que nos hagan desesperar y tal vez incluso hacernos la pregunta, “qué sentido tiene la vida si tenemos que soportar tan interminable sufrimiento?” Son estos momentos oscuros en los que nos podemos acordar que aunque la flor se esfuerza por crecer y florecer, tiene que hacerlo frente a un mundo que la amenaza constantemente con la muerte. Aunque puede sonar algo pesado, esto también nos habla del esplendor y la naturaleza de la vida; es preciosa porque es efímera. Solo un poco aquí.
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